domingo, 22 de abril de 2018

Diario de Ruthie Maddison, 005. ¡Hemos sido engañados!


Primavera del año 28 tras la apertura del Portal Oscuro.


Aquella misma noche un elfo de piel clara que iba en busca de aventureros se acercó al grupo que velaba tranquilamente entre juegos, bebidas y risas. Pero Ruthie dejó de prestarle atención en cuanto mencionó que reunía a gente para ir a cazar un huargen, a pesar de que algunos de sus nuevos amigos mostraron interés y acabaron asegurando que le acompañarían. Días después la muchacha notó la ausencia del grupo, pero no tenía ni tan si quiera la intención de ir a buscarles habiendo uno de aquellos monstruos involucrados. Ya fueron advertidos por ella y por aquel Ivano Fabinson, el hombre que parecía un granjero. Sin embargo la inquietud, y un tipo rubio llamado Oliver, que parecía dar gran importancia al color verde y a su chiva triangular, la acabaron convenciendo.


El arquero con ropas de tintes forestales le contó que el grupo no estaba simplemente cazando a un licántropo, que a aquellas alturas podían andar ya muchísimo más lejos del punto inicial, y que él podía ayudarla a encontrarles vivos. La gilneana aceptó ir con él. Tras abastecerse recorrieron gran parte del bosque de Elwynn para llegar a una zona en la que vivía una gente que se apellidaba Crane. Un extraño clan que a Ruthie no le cabía en la cabeza cómo si quiera existía en aquel lugar. Había huargens entre ellos, de eso estaba segura, y por lo mismo no quería estar allí más tiempo del necesario. Pero por lo visto aquella gente debía algunos favores al que la guiaba, así que iban para pedirles transporte.


Fueron a caballo hasta Bosque del Ocaso guiados por el rubio. En un único corcel, para desgracia de la chica Maddison. Y tras un leve descanso en Villaoscura recuperaron el camino hacia las divinidades sabrían dónde. La joven simplemente se limitó a llevar al caballo hacia donde el otro le decía, pues para colmo él no sabía montar. Fue un viaje largo y tedioso, además de injusto.


Tras llegar a una zona con una vegetación absolutamente distinta a la del bosque, ya perdidos en plena selva, pudieron por fin parar en su destino. Pero aquello tampoco fue un alivio, pues, a pesar de que el grupo que Ruthie buscaba estaba a salvo, a excepción del elfo que les había reunido, no tuvieron una bienvenida. Se vieron obligados a hacer un favor más para poder salir de aquel sitio, todos fueron enredados en algo que ninguno había querido.


Para cuando llegó de vuelta a Villa Azora casi dos semanas después, y pudo desahogar todos sus pensamientos, la mensajera y ahora transcriptora estaba furiosa, a pesar de que Oliver había cumplido su parte de llevarla con el grupo.


Maldito sea. ¡Maldito sea! Nos han engañado a todos. El tal Vülk a ellos y Oliver a mí. Se suponía que iban a cazar a un huargen, que ya es decir. Yo no quise ir desde un principio porque sé de qué están hechos esos monstruos, pero me preocupó que no volvieran. Llevaban tiempo perdidos, así que al final fui a buscarles con el arquero. ¡Pero me engañó! Acabamos viajando durante días para finalmente acabar en Tuercespina, que ni si quiera sabría situar en un mapa. Y al final casi ni tenía nada que ver con el dichoso huargen, sino algo que incluso era peor que solo eso. Toda una banda criminal dedicada al mundo de la droga.


Después de llevarme a un poblado perdido en las montañas, un clan de granjeros del que probablemente la mayoría eran justamente esos monstruos, y pedirles prestado un caballo, fuimos a lomos del animal cruzando todo el Bosque del Ocaso hasta Tuercespina. A un campamento de mercenarios. ¿Y cómo nos recibieron? Pues supuestamente éramos los refuerzos. ¡¿Refuerzos para qué?! ¡Si yo solo iba buscando a los draeneis, la enana y la elfa!


Al menos estaban allí, pues habían sido engañados del mismo modo. Ellos. El elfo que les contrató no. Ese por lo visto murió. No me importa.


Al final nos vimos envueltos en una especie de guerra entre dos mafias, aunque una de ellas era de lejos más peligrosa. Tenían esclavos trabajando en campos de cultivo donde presumiblemente cuidaban de las plantas que producen las drogas con las que intentaban traficar. Conseguimos hacer revuelo, solté a los caballos y los espanté, montamos caos, se rescató a los esclavos y se quemó el almacén de la droga, aunque hubo heridos. Recibí un disparo en el muslo derecho y juro que como me queden secuelas que interfieran a mi trabajo, buscaré las formas de vengarme.


Después de eso volvimos a Elwynn. Vivos, por suerte para nosotros y para Oliver. No pienso volver a fiarme de ese hombre. Además es un payaso y un pervertido. ¡Me tocó la cadera con las manos estando sobre Canelo! Maldito descarado…


Ay, cómo echo de menos a Canelo. Por suerte… por suerte ofrecieron un pago bastante sustancioso. Una buena parte antes de la supuesta misión y el resto al final. Pero propuse que mi parte final fuera justamente un caballo. No he visto la segunda entrega del dinero, así que, quizás… Ojalá.


Estaba iracunda, pero lo suficiente cansada como para no detallar absolutamente todo. Pensar en que podría recibir un caballo como pago y compensación por aquello le aliviaba en parte y le hacía pensar que había merecido la pena. Pero en aquel momento solo recordaba el dolor de la herida en el muslo, aquella producida por la bala, y en que a la mañana siguiente debía ir a explicar su ausencia a los Prichard. Quería, como mínimo, parecer una persona digna y no una mendiga para cuando tuviera que presentarse ante la familia, así que, sin llegar a despedirse del diario, se levantó y fue a bañarse.