martes, 15 de mayo de 2018

Diario de Ruthie Maddison, 010. Es una fobia.


Primavera del año 28 tras la apertura del Portal Oscuro.


Desde luego tuvo que acabar entrando de nuevo al albergue en el que se había estado alojando, mínimamente para recuperar sus pertenencias. Aunque no lo hizo hasta la siguiente noche. Sin embargo recogió sus cosas únicamente tras saber que había una habitación libre en otra posada. Y cómo no, lo primero que hizo tras alimentarse y darse un baño, fue desahogarse en su diario.


Fue justamente el rato después de que me besara. Ivano se fue a dormir y después de escribir intenté dormir, pero no pude. Decidí salir y vi a Kianna y a Elasay, que estaban fuera de la posada. Y me debieron notar que estaba más feliz de la cuenta o algo, porque empezaron a preguntarme insistiendo mucho. Al final les dije qué pasó. Y Kianna… tuvo unas reacciones muy extrañas. Dijo que era irónico que fuera con Ivano, y me hizo sospechar. Comencé a sentirme un poco mal y luego llegó Noldrenai. Estuvieron charlando un rato y yo decidí marcharme. Entré a la posada y me mareé, y fue justo entonces cuando escuché desde dentro a Kianna decir que por poco se le escapaba que Ivano es un huargen. Lo recuerdo perfectamente. Vi su cara, la de Ivano… y luego dejé de ver. Solo sus ojos y después todo negro. Creo que me desmayé.


Cuando me desperté estaba en otro sitio. Me habían llevado fuera y estaba también esa elfa que se cree más que todos. No sé qué hacía allí, pero bueno. No conseguía pensar en otra cosa que no fuera él, y todos intentaban convencerme de que fuera a hablar con él. Yo solo quería descansar, pensar, estar sola, y ellos no dejaban de atosigarme. Al final acabé por salir corriendo. Huí hacia el bosque, no me importaba nada. Fui a donde estuve con él y ahí pasé la noche. Me quedé dormida bastante tarde y no pude dormir bien. Por la mañana me despertó el ruido de la verbena renaciendo, pero yo seguía sin querer ver a nadie, así que estuve huyendo de un sitio a otro, escondiéndome de todo el mundo. Y así he pasado toda la tarde, pero me encontraron hace un rato, cuando ya estaba anocheciendo.


Me encontraron porque fueron varios a buscarme. Noldrenai, Kianna, Dunnabar y Anna. No sabía que ella también fuera huargen… y me enteré justo cuando me atraparon. Me convencieron de volver, tenía hambre y sed, y estaba cansada, así que decidí ir al final. Comí, bebí y entre todos volvieron a darme esas charlas, incluso Noldrenai se apartó para estar solo conmigo. No sabía que él hubiera pasado por lo mismo. Él no solo perdió su ciudad y a su familia, sino su mundo entero.


Cuando he ido a buscar a Ivano estaba con Berthold y con Máximo. Me ha costado mucho, pero le he pedido que hablásemos a solas. Nos alejamos un poco de la villa a pesar de que estaba muerta de miedo. Podría transformarse y devorarme antes si quiera de que me diera tiempo de volver corriendo o tan si quiera pedir ayuda…


Al final le he dije que ya sé qué es. Hemos estado un buen rato juntos otra vez y me ha mostrado la cicatriz. Me explicó varias cosas y llegué a tocar su hombro, que es donde le mordió aquel ser. O más bien, él me obligo a tocarlo, poniéndome la mano en ella. Pobrecito… me sentía mal viéndole así… también he de decir que me quedé embobada con su torso. Es muy… musculoso… y… bueno, y volvimos a…


Al ver que se quedaba trabada tachó entero ese párrafo y lo escribió de nuevo:


Al final le he dije que ya sé qué es. Me preguntó que cómo lo he averiguado y hemos estado hablando un rato. Estuvo haciendo varios intentos por acercarse a mí, pero yo lo que quería era alejarme de él. Mientras más lejos, más oportunidad tenía de huir. Le he visto dolido, sé que le duele que le tenga miedo, pero no puedo evitarlo. Lo peor es que aún más temo que quizás pueda ofenderse por mi miedo y entonces perder el control sobre sí mismo… Al final lo más seguro es que me aleje de él. Me sentía tan bien a su lado… Ojalá nunca me hubiera enterado, ya echo de menos estar entre sus brazos y no hace ni quince minutos que he estado con él.


Aún le tengo miedo, no puedo evitarlo. Pensar en huargens es pensar inmediatamente en aquella vez con mi madre y mi hermana y… no puedo. Lo siento, pero… no puedo. Si ella que nos quería tanto hizo aquello siendo nuestra madre, ¿qué no haría este hombre si apenas me conoce?


Y todavía… se atrevió a abrazarme y a volver a besarme… Le echo de menos.


No siguió escribiendo debido al cansancio acumulado. A aquellas alturas había conseguido deshacerse del dolor de cabeza gracias a dos tisanas que bebió antes de ir a buscar al huargen, pero seguía igual de agotada. Cuando cerró el libro directamente se tumbó en la cama, y no le dio tiempo de llevarlo al escritorio, pues se quedó dormida con el objeto junto a ella sobre el colchón.